José Emilio Burucúa, Graciela Batticuore
Excesos lectores, ascetismos iconográficos
Ampersand
Páginas: 236
Formato: 12 x 20 cm
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789874161161
La lectura nunca me dio veneno, sino plenitud enaltecida. Presidido por la felicidad del conocimiento, Burucúa recorre sus lecturas en estricto orden cronológico, alternando, aquí y allá, comentarios sobre su vida, sus viajes y sus opiniones políticas. Supongo que debe ser su aversión al peronismo lo que lo llevó, antes de la última elección presidencial, a la penosa decisión de firmar una solicitada a favor de Macri (habiendo otras opciones, como votar en blanco, impugnar el voto, etc.), pero en cambio en el libro sus digresiones críticas sobre el peronismo son encantadoras, un poco como las de Halperín Dongui (a quien Burucúa notoriamente elogia), hechas de un humor y una agudeza ausentes obviamente en el propio peronismo. Casi todos los recodos en que se desliza por fuera de sus lecturas para aterrizar en pequeñas epifanías cotidianas están muy logrados. Transcribo uno, para compartir el tono del autor: Titubée tanto en mis años de Facultades. Tuve mi conflicto personal. Empecé Medicina, por supuesto, pero no pude adaptarme al régimen autoritario de esa enseñanza. En la cátedra de Histología había un pedante del Nacional Buenos Aires, a quien yo conocía bien de algunas fiestas, de esas a las que asistía para sufrir. Y por supuesto, sobre todo, están las lecturas, la relación con los libros, con los autores, los temas, las bibliotecas. Es una relación basada en la curiosidad infinita y en el agradecimiento. Impresiona la honestidad, por no decir la humildad -termino que funcionaría como un lugar común- o, mejor dicho, la naturalidad (la naturalidad de quien posee sabiduría) para narrar cómo conoció tal o cual autor o libro, muchas veces en simples suplementos culturales o en revistas o incluso en libros de colegas.